Oviedo 29 de junio de 2010
Acabo de regresar de la última competición en la que participó Pablo, el I Open Internacional de la Real Federacion española de Karate. Un gran resultado, Pablo ganó en la categoría de menos de 68 kg. , parece que estamos en racha pero yo más bien creo que es el fruto del trabajo y de un poquito de suerte, esa suerte o esa falta de mala suerte que tanto deseamos los que nos preocupamos diariamente por hacer las cosas bien o por lo menos lo mejor que sabemos.
Bueno realmente esta sería la parte final de mi reflexión de hoy, el principio seria que vengo con la determinación y el compromiso de mantener este Blog vivo, con el objetivo de escribir en él y que en el momento adecuado alguien, posiblemente sólo algunas personas cercanas o unas pocas personas lleguen a leer lo que fui pensando, lo que pasó por mi cabeza en alguno de los momentos de mi vida como entrenador y deportista. Hablaré de karate, de competiciones, de entrenamientos y cómo no, de situaciones deportivas y resultados, de todas las variables que afectan a un deportista y entrenador y en especial a un padre de un atleta con el deseo y el objetivo de llegar a lo más alto.
Voy a realizar una pequeña memoria de lo que fue esta primera parte de este año 2010. Todo empezó con mucho esfuerzo y mucho compromiso y no por mi parte , ni tan siquiera por parte de Dulce, sino por Pablo, pasando hambre para poder realizar la preselección del campeonato de Europa. Fue difícil, posiblemente fue mucho más por el compromiso que Pablo tenia con el objetivo, él quería estar en la preselección con el peso justo para competir, y por mucho que se le dijese que con estar con kilo y medio o dos de más era suficiente , él deseaba cumplir su promesa de estar en el peso.
Al final y también gracias al trabajo de ¨Roberto¨ el psicólogo deportivo que forma parte de nuestro equipo de trabajo, Pablo participó en la preselección y consiguió un puesto en el equipo para el Campeonato de Europa en Izmir, Turquía. El resto ya está escrito y publicado en las noticias anteriores, una medalla de bronce fue un justo premio para un deportista que se entregó en busca de un objetivo.
A partir de este momento el objetivo de nuestro trabajo era otro, por un lado recuperarse de tanta presión. Un Mundial en Marruecos y un Campeonato de Europa en Turquía para un chaval de 15 años y ocho meses de duro entrenamiento y con una dieta muy restringida para estar en un peso que no era natural para él, podría llegar a pasar factura.
Tocaba una buena alimentación y un entrenamiento con mucho menos estrés y con otros objetivos, más volumen técnico, más recursos y con un punto de relajación y diversión que era necesaria para no encontrarnos con un efecto rebote, sobre todo psicológico que para nada deseábamos.
martes, 29 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario